PORTÓN DE TORILES

PORTÓN DE TORILES
"POR UNA FIESTA ÍNTEGRA"

miércoles, 9 de septiembre de 2015

ESPECTÁCULO DE LOS DE PRIETO DE LA CAL

Mucho era el tiempo que hacía que no me acercaba a un coso para ver un festejo de rejones, quizá porque el número del caballito dejó de interesarme cuando se retiró de los ruedos aquel torero que se llamaba “Cagancho”. Porque torero era, aunque su percha era de basto caballo. “Cagancho” podía ser al rejoneo lo que Paula o Curro al toreo a pie, que parecían no tener facultades ni hechuras de fineza, pero sí una personalidad arrebatadora, que en el momento que propinaban un lance con capote o muleta, eran capaces de hacer estremecer a cualquiera que tuviese sentimientos, y supieran de qué iba esto del torero.
Pero he de reconocer que, si ayer volví a ver un festejo de rejones, no fue por ni por el caballo, ni por los rejoneadores anunciados; lo hice, porque la corrida era del hierro de “Prieto De la Cal”, y porque aunque ver el comportamiento del toro en un festejo de rejones es harto difícil y complicado por el castigo que generalmente reciben con rejones y farpas, siempre se ven cosas en el toro. Y vaya si las vimos....

Ayer, la CASTA se impuso a los dos actuantes en festejo: Joao Moura y Ginés Cartagena, hijos ambos de quienes dejaron en el torero a caballo momentos de maestría y espectáculo, cada uno con su criterio, uno de pureza y otro de tremendismo.
Y cómo sería la novillada, que no me aburrí un solo instante. Salidas espectaculares de los novillos, que en todo momento exigieron y pidieron las credenciales de quienes les iban a torear, aunque fuera a caballo.

El primero de la tarde fue un animal codicioso, que en todo momento se creció al castigo que le iba infligiendo Moura. Un novillo que galopó tras la cabalgadura con verdaderas ganas de alcanzarla, teniendo que emplearse a fondo en el galope. Que se arrancaba con todo por delante cuando se le citaba de frente, y que en ningún momento de la lidia abrió la boca, para ir a morir al centro del ruedo, como sus tres hermanos restantes, con los dos lomos regados de sangre hasta las pezuñas….
El segundo del lote de Moura, fue un negro veragüeño, que tuvo codicia de salida, y que persiguió con celo tras clavarle los rejones de castigo.

El primero del lote de Ginés Cartagena, segundo de la tarde, tuvo el defecto de dolerse cuando le clavaban los rejones. Claro, que donde se los iba dejando el jinete, no era difícil que no le dolieran. El novillo derrochó casta a raudales; tanto es así, que en una de las ocasiones que Cartagena fue al patio de caballos a cambiar de cabalgadura, el novillo, cerradas las puertas y cuando menos lo esperaba nadie, salió de frente y saltó buscándo a quien lo estaba castigando….. Un hecho, que muchos tildaron de mansedumbre más absoluta, sin tener en cuenta, que los toros también saltan de bravos y encastados persiguiendo a sus adversarios.
Al cuarto, un novillo exigente y codicioso, que tuvo embestidas de toro importante, y que el público entendió perfectamente, despidiéndolo con una sonora ovación, Cartagena le arrancó una oreja, pese a la infame estocada que propinó, atravesando al animal, antes de dejar un rejón fulminante.


En conjunto, novillada muy encastada de PRIETO DE LA CAL, que además tomó los capotes con codicia y largura en todos los momentos que los subalternos se los pusieron delante. Que tuvieron muchas más virtudes que defectos, de lo que tiene que ser y buscarse en un toro bravo. Novillada, que en ningún momento buscó el cobijo de las tablas (síntoma de mansedumbre), y que murió buscando siempre los medios y sin abrir la boca…. Una novillada, que me hubiera gustado ver lidiar a pie, porque seguro que nos hubiéramos divertido, y que espero, el año que viene pueda volver con una novillada picada, porque Peralta se lo debe ya a esta familia ganadera…

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